La dicha de ser – No-Dualidad y vida cotidiana

Verano tras verano, los peregrinos esperaban largas horas en las inhóspitas laderas de una montaña para ver a un hombre sabio y misterioso, en la certeza de que sólo él podía mejorar sus vidas y aliviar sus sufrimientos. Su nombre era Joe, pero le llamaban el Santo.

La búsqueda de la felicidad es una de las grandes aventuras humanas. Tal como explica Eduardo Punset en el prólogo, el viaje a la felicidad acaba de empezar y su final es incierto: “Hace un poco más de un siglo la esperanza de vida seguía siendo de treinta años: lo justo para aprender a sobrevivir, si se contaba con la suerte, y culminar el propósito evolutivo de reproducirse. No había futuro ni, por lo tanto, la posibilidad de plantearse un objetivo tan insospechado como el de ser felices”